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domingo, 11 de diciembre de 2011

En una vega valdepeñera...

La huerta en Valdepeñas de Jaén es toda una seña de identidad del pueblo. La abundancia de agua, el clima benigno de la sierra y las vegas junto a los principales ríos hacen de esta localidad un sitio ideal para cultivar multitud de frutales, hortalizas y demás productos agrícolas, además del omnipresente olivo.

No obstante no abunda el aprovechamiento económico, ni las grandes explotaciones hortícolas debido quizás a la falta de actitud emprendedora. Creo que uno de los grandes recursos sostenibles sin explotar de Valdepeñas de Jaén (además del turismo de naturaleza) es su potencial hortícola. Sin duda, una buena política y gestión de las vegas de nuestras sierras sería un buen empujón económico para la localidad.

La huerta en Valdepeñas de Jaén siempre se ha vinculado al aprovechamiento familiar, al cultivo de subsistencia, a las pequeñas ventas locales y, últimamente al disfrute y placer de poder cultivar tus propios tomates, habas, patatas, melocotones...con la consiguiente satisfacción para el orgulloso propietario de cada parcela. Siempre un tomate de "tu vega" sabe mejor que el del mercado...y si no pregúntenle a cualquier propietario de uno de estos vergeles, como es mi caso...


Peral mezclado con olivos, habas, melocotoneros. Un mosaico de vida...

En esta ocasión quería compartir con vosotros una mañana en mi vega, los pequeños detalles que hacen de una mañana en el huerto algo especial, descubrimientos, rastros de otros inquilinos del campo...
No hay nada especial en estas fotografías, y a la vez todo es especial... en la sencillez del momento y las cosas reside casi siempre el disfrute...


Pequeño naranjo luchando por crecer en un clima adverso para él, tiene que pasar el crudo invierno y fortalecerse...


Caja anidadera para aves insectívoras. El mejor plaguicida es fomentar la presencia de estos animales en el huerto.


Detalle del interior ocupado por algún ave que eligió este nido para criar a su prole.


Matas de habas comenzando a nacer. Todo un clásico de la huerta valdepeñera.


Excrementos de garduña con restos de frutos y algún ratoncillo.


Pelos de tejón que quedaron enganchados en la malla que rodea parte del huerto, su beneficiosa presencia ha sido descubierta.


Detalle de la vereda que usa de forma habitual el tejón para entrar y salir de mi vega.

4 comentarios:

  1. Viva el cristo de chircales y las vegas la de la ventilla.. Un saludete

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  2. Fran, mis alumnos son ya fan tuyos, entre lo que les hablo del lince y los espacios naturales que les muestro desde tu blogs, van a tener que conocerte pronto.

    Por cierto, al naranjo tienes que ponerle un plastiquillo para evitar las heladas de la noche valdepeñera. Ayyy¡¡¡ si te tengo que dar clases de horticultura jeje

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  3. Ángel, con profesores como tú el futuro de nuevos conservacionistas del patrimonio natural y cultural está asegurado. Garcias amigo. Y en cuanto al naranjo eso hacemos en invierno, cubrirlo un poco para minimizarlas heladas, solo que hay que quitarle la protección para que salga más guapo en la fotografía jeje.

    Un abrazo.

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